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Memorias del cine

La Época de Oro del cine mexicano (+Video)

Por: Rafael Lam

La muestra del cine clásico mexicano, exhibida del 12 al 16 de septiembre en el cine Acapulco demostró una vez más el interés de los cubanos por un cine tan querido desde lejanos tiempos. La industria del cine mexicano nació en una época de gran efervescencia social, política y cultural en nuestro país. La revolución comenzaba a ser una etapa de la historia, aunque sus protagonistas todavía regían el destino político de la nación.

Figuras del calibre del cine de la llamada Época de oro del cine mexicano como Emilio Fernández, El Indio, Julio Bracho y Rogelio A. González, obras de Arturo Ripstein, Alberto Isaac y Nicolás Echeverría, son leyendas del cine que tanto se disfrutó en Cuba.

La película inaugural Salón México de Emilio Fernández, 1948, nos lleva al mítico sitio en el que los danzoneros cubanos hicieron historia desde 1920. Un año después de su triunfal aparición en París, el cine mexicano cumplió 122 años, después de su estreno en uno de los salones del Castillo de Chapultepec.

La naciente industria del cine mexicano produjo, entre 1932 y 1936, unas cien películas, entre las que destacan varias consideradas como clásicos del cine nacional.

El año 1936 marcaría el inicio de la completa internacionalización del cine mexicano, con la filmación de Allá en el Rancho Grande (1936) de Fernando de Fuentes. Filme que encontró la fórmula comercial capaz de convertir al cine mexicano en una verdadera industria. Era un melodrama ranchero, con una historia semejante a la del filme mudo titulado En la hacienda (1920). La trama, ubicada en una idílica hacienda en una época indefinida y matizada por canciones interpretadas por el galán Tito Guízar. En pocos años, la cinematografía mexicana se afianzó en el gusto nacional y comenzó, inclusive, a exportarse a los países de lengua española.

La Época de Oro (1936-1957)

Según algunos historiadores y críticos de cine, los verdaderos «años dorados» del cine mexicano corresponderían al periodo coincidente con la Segunda Guerra Mundial que va de 1939 a 1945. El inicio de la «Época de Oro» vendría con el estreno de la película Allá en el Rancho Grande que inauguraría el género de «comedia ranchera»´, género cultivado en México sin parangón en el resto de mundo, debido a la cultura e idiosincrasia mexicanas. Y el final llegará con la muerte del actor y cantante Pedro Infante en 1957. María Félix sería también considerada como una de las más importantes actrices de México.

Cine de rumberas    

El Cine de Rumberas (conocido a veces también como Cine de arrabal) fue un sub-género cinematográfico de la Época de Oro del cine mexicano, con algunas cintas rodadas en Cuba y España; cuyas tramas estaban desarrolladas principalmente en ambientes de cabarets.

Entre las estrellas principales se destacaron María Antonieta Pons, Meche Barba, Amalia Aguilar, Ninón Sevilla y Rosa Carmina. Mención especial merecieron figuras como Dámaso Pérez Prado, Benny Moré, Rita Montaner y otros más.

Algunas de las principales cintas de rumberas fueron: Siboney (1938), Noche de Ronda (1942), Konga Roja (1943), La Reina del Trópico (1945), Embrujo Antillano (1945), Humo en los Ojos (1946), Una mujer de Oriente (1946), Pecadora (1947), Tania, la Bella Salvaje (1947),Cortesana (1947), Señora Tentación (1948), entre otras.

Además de las «reinas del Trópico», otras actrices y bailarinas actuaron en películas de rumberas, tales como Silvia Pinal, Lilia Prado, Ana Bertha Lepe, Evangelina Elizondo, Ana Luisa Peluffo y otras bailarinas de segunda como Yadhira Jiménez y Mary Esquivel.

Es erróneo confundir a las Rumberas con las llamadas Exóticas, aunque algunas también bailaron en el Cine, bailaban ritmos distintos. Las principales Exóticas fueron Tongolele, Su Muy Key,  Kalantán, Bongala, Turanda, Gemma y otras.

El paso al cine

Lolita Téllez Wood participó en tres películas mexicanas: El rosal Bendito (Juan Bustillo Oro, 1936), Mujeres de Hoy (Ramón Peón, 1936) y Honrarás a tus Padres (1936), esta última dirigida por Juan Orol, considerado el «padre espiritual» del Cine de Rumberas. Sin embargo, ya desde los inicios del Cine Sonoro de México otras actrices habían bailado rumba, por ejemplo Maruja Griffel en ¡Viva México! (1931), Rita Montaner en La Noche del Pecado (1933) y Margarita Mora en Águila o Sol (1937), además de la Puertorriqueña Mapy Cortes, famosa por bailar la Conga en numerosos filmes. En ese tiempo, en Cuba la sensación de la rumba era la mexicana Luz Gil.

De todas las grandes bailarinas que causaron sensación en el Cine Mexicano, solo cinco de ellas han logrado pasar a la historia como las máximas exponentes del Cine de Rumberas: Las Reinas del Trópico, como las bautizara el periodista Fernando Muñoz Castillo, y ellas fueron: María Antonieta Pons, Meche Barba, Amalia Aguilar, Ninón Sevilla y Rosa Carmina.

Arturo de Córdova dijo en La Habana en agosto de 1951, “Cuba no es un país extranjero. No podemos compararlo con algo distinto a México. Es una prolongación. Como nuestro gran México es, a la vez, una prolongación  de Cuba en territorio y república”.

Como hemos visto, Cuba y México han estado interconectados por el cine y la cultura.

 

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