La Banda Gigante: defendiendo la música cubana
Por: Maya Quiroga
Desde la heroica ciudad de Santiago de Cuba, llegó al concurso televisivo La Banda Gigante el veinteañero Carlos Javier Alcántara Díaz, graduado de percusión en el Conservatorio Esteban Salas. En calidad de pianista, es uno de los 55 jóvenes que aspiran a ocupar un lugar en la nueva orquesta que acompañará todas las producciones de RTV Comercial.
Cuenta el novel músico que sobre él ejerció una gran influencia su padre, quien guio sus pasos hacia el camino del jazz y la música cubana. Al respecto comenta: “Me llamó la atención el piano y lo comencé a estudiar de manera autodidacta porque en la escuela no te enseñan a tocar los ritmos populares cubanos”.
Antes de enterarse de la convocatoria para el programa de televisión La Banda Gigante ya llevaba un tiempo liderando el grupo Okan Jazz, ganador del premio Jojazz, por tres años consecutivos, y acreedor de la Beca El Reino de este mundo, que otorga la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Luego de darse a conocer en el santiaguero Iris Jazz Club –institución inaugurada en 2012, por idea del escultor santiaguero Alberto Lescay Merencio, con el apoyo de la Fundación Caguayo–, el grupo Okan Jazz se ha radicado en La Habana.
“Me presenté al concurso y entré al proyecto de RTV Comercial. Da la casualidad que todos los integrantes del grupo estamos en La Banda Gigante”, advierte Alcántara Díaz.
¿Qué te ha aportado, desde el punto de vista profesional, pertenecer a ese show?
Para mí, RTV Comercial ha inaugurado la primera escuela de música popular. Este proyecto está defendiendo temas que se escucharon en épocas pasadas, la música de Benny Moré, de los Van Van, de la Original de Manzanillo, agrupaciones que son claves y tienen un nombre a nivel internacional.
“En el programa tenemos la oportunidad de estar cerca de grandes instrumentistas como: Alejandro Falcón, un pianista muy reconocido; Cucurucho Valdés, Bobby Carcassés, Julito Padrón, Alain Pérez y el maestro José Luis Cortés quienes ejercen una gran influencia sobre nosotros y nos llevan a defender nuestras raíces. Ahora mismo, la juventud no le da mucho valor a eso y si a los géneros urbanos”.
Como joven que concursa en el programa y a la vez es espectador del mismo ¿qué te parece la visualidad de La Banda Gigante?
Para nosotros es algo nuevo porque uno está acostumbrado a subir al escenario, sentarte con el instrumento, tocarlo y ya. En este proyecto te enseñan que el músico no es solo un instrumentista. En ese momento frente al público eres un artista y debes explotar al máximo tus posibilidades. Lo mismo tenemos que bailar, estar pendientes tanto de la música como de la coreografía, de la improvisación y de la forma en que te vas a expresar en la escena. Este tipo de formación le haría falta a todo el mundo.
¿Y habías tenido experiencia anteriormente en un programa de televisión frente a las cámaras?
Es la primera vez que lo hago. Es difícil porque las cámaras te ponen un poco nervioso. No sabes qué va a pasar. De un momento a otro, estás concentrado, tocando y cortan la grabación. Es algo nuevo para mí y para muchos de nosotros.
¿Cómo te visualizas si pudieras integrar la gran banda final?
En caso de que llegue a integrarla, quisiera sacarle todo el provecho posible a esa experiencia porque allí voy a trabajar con músicos excelentes y vamos a acompañar a los cantantes del concurso Sonando en Cuba.
“Por otro lado, pienso mantener mi proyecto Okan Jazz donde experimentamos al mezclar los ritmos franco haitianos con el jazz. Como obtuvimos nuevamente un premio Jojazz, en 2018, nos dieron la posibilidad de formar parte del catálogo del Centro Nacional de Música Popular.
“Ahora podemos trabajar en espacios como La zorra y el cuervo, el Jazz Café, Bulebar 66 donde hay lugar para agrupaciones de jazz. Este domingo 20, como parte de la programación colateral del Festival Jazz Plaza, nos vamos a presentar en La Pérgola del Pabellón Cuba, sede de la AHS, y en el Hotel Meliá Habana”, concluye el joven músico.
Foto: Cortesía del Hotel Meliá Habana