La televisión de nuestro tiempo
Por: Rafael Lam
Foto: Tomada de Internet
El Evento Teórico del Concurso Caracol 2019, programó una conferencia magistral del teórico Víctor Fowler en la que expuso el mundo de la televisión, las esencias que no han cambiado y las que revolucionan por días.
En los inicios de la TV se difundía seis horas, de 6 a 12 de la noche. Hoy es el día entero a chorro y arroyo.
Se asegura que la TV sigue siendo el milagroso medio de entretenimiento por excelencia de la humanidad, todavía a sus 71 años de creada internacionalmente; a pesar de los pesares.
No olvidemos que la vida industrial ha ido reduciendo la vida nocturna, bohemia, los paseos, la vida tradicional. La gente en muchos países vive encerrada entre rejas –como preso-, y la TV es el único medio que lo comunica a todas las clases sociales, todos los estamentos con todos los lugares, con los sueños de fantasía, con la globalización.
Hoy, frente al Televisor, contemplamos como cambia la civilización, como los Estados Unidos, tienen que ir dando paso a otros mundos globalizados como el Asia que promete dominar el siglo XXI. La realidad supera la fantasía.
Desde luego, la estética tradicional ha estallado por los aires, la digitalización, el internet, las nuevas tecnologías han creado un arte nuevo que –según Fowler- parecen resolver, en alguna medida, las ansiedades y sueños de la gente popular.
Hace más de sesenta años, el genio alemán Arnold Hauser hablaba de ese gusto popular de las masas. “El éxito de las obras de arte en este público se rige por puntos de vista extra artísticos. El gran público no reacciona frente a la calidad o falta de calidad artística, sino frente a motivos que tranquilizan su esfera vital. Por eso acepta también lo valioso artísticamente cuando para él significa un valor vital, es decir, cuando responde a sus deseos, fantasías y ensoñaciones, cuando apacigua su angustia vital e intensifica su sentimiento de seguridad”. (Introducción a la Historia del Arte).
Lo ideal en el arte sería que todos pudieran comprender su técnica artística; pero –como ha dicho Eusebio Leal- la cultura no es un sobrero o un aguacero que le cae encima a uno. Eso implica muchos años de adiestramiento. Los medios, aprovechando lo comercial ofrecen a esos televidentes algo a la medida, un sombrero que le sirva a todo el mundo. Estandariza el arte, lo hace masivo. La masividad es un fruto de la sociedad en el desarrollo de la ciencia y la técnica.
La crítica Soledad Cruz dice que los adelantos de los medios electrónicos no necesariamente han hecho más inteligentes a las masas. Ciertamente cualquier usuario del Internet hoy tiene mucha más información que la que tuvo Leonardo da Vinci o Miguel Ángel; pero eso no quiere decir que tengan más poder de “abstracción”.
La TV y su público hoy se hacen impredecible, se pierde el control de todo, hay fragmentación de las audiencias de consumo. Lo absurdo sería poder alcanzar un éxito inesperado dentro de la inmensidad de ofertas. “Hay que hablar de otras modalidades de consumo y recepción. Las ofertas se ponen en la mano del público que se hace actuante y participante. Producen su propia creación. Se dice que hoy se consume más el Internet a través de la computadora que la TV. Se consume 90 minutos menos que antes.”, asegura Fowler.
“¿Será el fin de la TV?, pregunta Fowler y, por el momento, la TV sigue siendo esa cajita tonta, que, para otros no es tan tonta, ni tan ingenua. Es la cajita que comunica al hombre con el mundo que le rodea.