El gran Pinelli: el más grande conductor de la radio y la televisión
Por: Rafael Lam
Germán Pinelli verdaderamente se llamaba Gregorio José Germán Piniella Vázquez de Mella, nació en la calle Obispo, esquina a San Ignacio, frente al antiguo Instituto de La Habana el 15 de diciembre de 1907 y falleció en La Habana el 20 de noviembre de 1995 a los 88 años de edad. Su familia de origen estaba conformada por sus dos padres y cinco hermanos. Su padre era comerciante del alto comercio de La Habana sin llegar a ser burgués, y la madre era una mujer de una vastísima cultura.
Trabajé con Pinelli en el guion de un musical dedicado al Feeling en el teatro Karl Marx, en 1979, y lo invité muchas veces al programa Juntos a las 9 de la TV Cubana, en 1980. Era un hombre natural, aunque en la escena, como casi todos los artistas, a veces montaba un personaje.
Resultó ser el mejor presentador de la radio y la TV cubana, sin una presencia personal convincente; pero con una personalidad aplastante. Además, estudió en el Sapetter de París y después en el Conservatorio Real de Madrid, específicamente en el arte de la declamación. Aunque hijo de padre asturiano y madre madrileña, Germán Pinelli, como se le conoce, fue un cubano de pura cepa.
¿Pinelli cuándo se inclina por el arte?
-Desde la infancia, a solo seis años y medio canto en el Teatro Nacional (hoy Gran Teatro de La Habana). Aprendí a tocar piano, guitarra y hasta tocaba el serrucho. Llegué a dominar inglés, francés e italiano y tomé clases de canto. Tenía una voz de tenor clara y firme. Logré estudiar canto con Tina Farelli y Arturo Bovy. A pesar de mis aptitudes naturales, se frustraron mis intentos, me becaron para estudiar canto en Italia, pero todo fue infructuoso, no llegaron los fondos. El 28 de febrero de 1939, durante la puesta en escena de Cecilia Valdés en el Teatro Nacional, interpretó el papel de «Gallego». En 1920, cuando Enrico Caruso visitó La Habana, me escuchó interpretando la Cavallería Rusticana y La romanza de Carmen y tuvo palabras de elogio para el joven cantante.
¿Cuente la etapa en que comienza en los medios de la radio?
-Aunque, al inicio era torpe al hablar, mi primera incursión en los medios de comunicación masiva se produjo cuando tenía apenas 14 años de edad, el 28 de octubre de 1922. Canté a través de las ondas radiales, a menos de cuatro meses de haberse realizado la primera transmisión radial en Cuba. Esta transmisión de la PWX de la Cuban Telephone Company se produjo desde el capitalino Teatro Campoamor, en lo que es considerado el primer control remoto musical de la planta.
¿También estudió Derecho?
-Lo hice en la Universidad de La Habana, pero, en 1925, abandoné la carrera para seguir a mi hermana Soledad en una gira por toda la Isla, como parte de la compañía teatral en la que ella actuaba, cantaba y declamaba.
¿Estuvo en una compañía de zarzuelas?
-En el Teatro Payret, con la que interpreté obras como El gato montés.
¿Fue redactor en el Noticiero Nacional?
-Yo trabajé en los 30, en diversas emisoras radiales capitalinas: La CMCB ubicada en La Habana Vieja, la CMBN y la CMK. Entré a CMQ en 1933 y trabajé como redactor de notas para el Noticiero Nacional y dos años después ya era redactor y jefe de cuatro noticieros.
¿Cuándo debuta como locutor?
–No fue fácil esa entrada, enfrenté criterios diversos: Goar Mestre, dueño de la CMQ, al principio, dudó de mis aptitudes para la locución. Años más tarde, en diciembre de 1937, me estrené como conductor del popular espacio La Corte Suprema del Arte. De este programa de participación, surgieron figuras prominentes del mundo del espectáculo tales como la Vedette de América, Rosita Fornés. Con los ganadores del certamen, conocidos como las Estrellas Nacientes de CMQ, conduje múltiples espectáculos que se presentaron en los teatros de casi todo el país.
¿Qué relación tuvo con Eduardo Chivás, líder del Partido Ortodoxo?
–Trabajé con Chivás, desde febrero de 1944 hasta agosto de 1951. No estuve el día que Eduardo Chibás se disparó en la cabina de la CMQ, pero desempeñé un rol protagónico en la transmisión de las noticias relacionadas con este hecho.
¿Además, hay otro hecho en que usted tuvo una intervención de leyenda?
-Fue la narración, en vivo, de la masacre de Orfila, el 15 de septiembre de 1947. Entre otros momentos históricos que contaron con mi voz como la inauguración del edificio Radiocentro, en marzo de 1948 y, después del triunfo revolucionario, algunas marchas patrióticas y el sepelio de las víctimas del sabotaje al vapor La Coubre.
¿En el mundo de la farándula qué hizo?
-Uno de ellos fue el proyecto de 1948, Buscando estrellas, Cascarita show, Radio revista CMQ, No lo digas, las presentaciones de la orquesta Aragón y aquellas peripecias con Rafael Lay. Además, laboré en otros espacios como Carnaval Trinidad y Hermanos (1950) y Pinelli en la calle o Habla Pinelli (1953).
¿Estuvo mucho tiempo sin hacer locución?
-Enfrenté muchas incomprensiones; pero hice otras cosas como el programa humorístico San Nicolás del Peladero y la película Los sobrevivientes, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea “Titón”.
¿Está complacido de haber vivido en Cuba?
–Estoy contento, me enviaron contratos hasta de Nueva York, siempre quise vivir bajo una bandera. No tuve grandes ambiciones; solamente hacer reír y darle disfrute a la gente de pueblo. Los líderes de Cuba siempre me consideraron y respetaron al igual que yo a ellos.