Conocí a Amaury Pérez García
Por: Rafael Lam
Foto: Amaury Pérez primero a la izquierda, al centro Joaquín M. Condal y a la derecha Manolo Rifat.
En 1968 termino el Servicio Militar y me propongo introducirme en el medio (la radio y la televisión). Todavía vivían muchas figuras ilustres del llamado Radiocentro (después Instituto Cubano de la Radio y la Televisión). Yo me fascinaba viendo aquellas figuras emblemáticas, verdaderos mitos de la radio, la televisión, el teatro y el cabaret.
Tuve la suerte de que en 1980 escribo el programa musical más visto en la TV: Juntos a las 9; entonces me encontraba a menudo con Amaury Pérez García. De algunas de las conversaciones me fui enterando de su trayectoria; también tuve algunos contactos con él en uno que otro Festival de la Canción Popular Varadero.
Amaury tenía un glamour, era todo un caballero; recuerdo una anécdota en la que Amaury se encontraba departiendo con el cantante mexicano Fernando Fernández, en un Festival Boleros de Oro. Un joven periodista se acerca a ellos y le pregunta a Fernando si era la primera vez que visitaba Cuba. Amaury, sin ningún tipo de menosprecio, le dice a Fernando: “Escucha Fernando, tú que visitabas Cuba desde hace cuarenta años como si esta fuera tu segunda casa”.
Ahora, en el aniversario 95 de su nacimiento, les brindo algunas de las preguntas que le hice a Amaury cada vez que me lo encontraba en el salón de los directores musicales.
– ¿De dónde proviene Amaury Pérez?
–Del Central Delicias, Puerto Padre, un 13 de enero de 1926.
– ¿En qué condiciones económicas usted viene al mundo?
-Mi familia era muy humilde, en esa etapa las condiciones económicas en esa zona no eran nada buenas. Por eso mi familia emigra a la capital en 1939, cuando se inaugura el cabaret Tropicana, donde muchos años después fui su director artístico.
– ¿Dónde fueron a vivir?
–En la calle Aguiar de lo que hoy es La Habana Vieja, en esos tiempos La Habana Vieja era muy folclórica: congas y rumbas sonaban por todas partes. Eso me fue influyendo en mi vida cultural futura.
– ¿Tuvo algún vínculo con esa música de tradiciones africanas?
–Esa experiencia me lleva hasta un conjunto de sones donde toco el bongó.
– ¿Qué conjunto era ese?
-El Conjunto de Orlando de la Rosa, que también fue director de un cuarteto donde cantaron Elena Burke y Omara Portuondo. Orlando era tremendo compositor: Escribió: Ya sé que es mentira, Vieja Luna, Cansancio, Tu llegada, No vale la pena, Mi corazón es para ti, Nuestras vidas, La canción de mis canciones, La noche hablé con la luna, La mazucamba, Te lo ruego, no me abandones.
– ¿Pudo estudiar algo?
–Hice estudios para obtener al menos el Bachiller que en aquellos tiempos era una proeza para cualquier jovencito pobre.
– ¿En qué momento llega a la televisión?
–Comienzo por la CMQ TV (Canal 6).
– ¿Si no tenía preparación qué pudo hacer?
-Empezar como casi todos por debajo, por lo más simple. Me inicio como boy office, de lleva y trae (corre ve y dile), llevando recados junto a Gerardo Hernández. Pero, la televisión es una escuela y el día a día es el que te va dando el oficio. Para ser cocinero hay que estar dentro de la cocina.
– ¿Y cómo le fue trabajando de boy office?
-Yo era muy eficiente, tenía ambiciones muy fuertes; quería salir de la terrible pobreza; había que sacar candela para salir adelante. Pero en ese afán, en 1951 ya me ascienden a coordinador de un programa humorístico titulado: Hogar moderno, lo escribía Francisco Vergara.
– ¿Y cuándo conoce o se tropieza con su compañera de la vida?
–A Consuelito la conozco en este medio, yo le llevaba cuatro años. Yo tenía 25 años y ella 21. Más adelante la dirijo a ella como actriz.
– ¿Entonces en qué momento empieza en la dirección de programas de televisión?
–Mi estreno como director fue a través de un corto noticiero cuando terminaba todo, ahí me adiestro durante más o menos un año. Se adquiere muy buen oficio a través de los noticieros, por la brevedad y precisión en la televisión en vivo, como era todo.
– ¿Es cierto que dirigió el programa Cocina al minuto?
–Dirijí ese programa, pero antes de la etapa de Nitza Villapol; fue la etapa inicial de Ana Dolores Gómez Kemp, Nena Cuenco de Prieto, Carmencita San Miguel, María Radelat de Fontanills y María Antonieta de la Reyes Gavilán.
– ¿Hizo algo en el humorismo?
–En aquellos tiempos había que hacerlo todo, dirigí: La escuelita, el humorístico Juan, Ramón y Domitila.
– ¿El cuarteto Las DÁida es usted quien los da a conocer por primera vez?
– El programa se llamaba Carrusel de las Sorpresas, el conductor era Germán Pinelli. Recuerdo el día tan sonado: el 16 de agosto de 1952. Sus voces fundadoras fueron las de Elena Burke, Omara Portuondo, Haydée Portuondo y Moraima Secada, quienes junto a su directora, Aida Diestro. Las interpretaciones fueron las canciones Cosas del alma, de Pepe Delgado, y Mamey Colorao, de Pedro Jústiz “Peruchín”. Hicieron muchas presentaciones en mi programa, les conseguí un local dentro de Radiocentro para que pudieran montar las constantes canciones que requería el programa. Los apoyé todo lo posible. Mi tema preferido de ellas era Candilejas de Charles Chaplin. Después de aquel estreno Aida organizó una fiesta en su casa con sus cantantes. Después de este despegue llegaron hasta Nueva York y Las Vegas.
– ¿Cuándo llega el famoso Jueves de Partagás?
–En 1956 inaugura: la revista musical Jueves de Partagás, el sueño de mi vida, así ya me sitúo entre los directores más reconocidos del Canal 6. Era una época en que se invitaban muchas figuras extranjeras y cantantes líricas de Cuba. Ello le permite desplazar a las tradicionales sopranos rubias como Marta Pérez e insertar en la televisión a cantantes negras de música popular con excelentes registros como Celia Cruz, Olga Guillot y el cantautor Bola de Nieve. Nosotros, en el corazón de Radiocentro, estábamos entre los mejores programas con amplísimo margen. Jueves de Partagás situado entre los programas punteros con páginas de la música popular, poco difundidas hasta entonces. Auténticas rumbas, guaguancó y rituales de abakuá. Llegamos a presentar tres íremes con tambores y cantos de bríkamo. Tocaron un bonkó enchemiyá y otros tres tambores a cargo de Zayas Valdés y Rogelio Martínez Furé. Regueira en el ekón (cencerro) y Firé en la maruga y, como servidor, el Morúa Miguel Lastra. Yo poseo la nota de Andrés Castillo “Con nuestros músicos”, en el País Gráfico del 10 de abril de 1955. Esa búsqueda en aquellos tiempos tan sorprendente, lo aprendí en mi primera etapa en La Habana folclórica. Yo conservo todo. Cuando aquello, los programas más reclamados eran: Cabaret Regalías el Cuño y El Casino de la Alegría.
– ¿En qué momento usted se integra a la lucha clandestina del 26 de Julio?
–Participamos en la huelga del 9 de abril de 1958, después las persecuciones fueron intensas y tuve que acudir al exilio en la embajada de Venezuela permite el arribo a Caracas.
– ¿Qué pasó con Consuelito?
-Consuelo quedó en una situación muy comprometida, tuvo que asumir esa dura etapa muy complicada políticamente. Ella siempre tuvo su lema en los anuncios: “Hay que tener fe que todo llega”. Fueron momentos muy tensos y decisivos. Joaquín M. Condal me sustituye en el programa El Casino de la Alegría.
– ¿Qué hizo en Venezuela?
-Sobrevivir, en esos países capitalistas lo más socorrido es vender algo, me tuve que hacer vendedor ambulante de helados.
– ¿Estaba solo?
-Nos exiliamos varios compañeros, uno de ellos era el actor Salvador Wood, a través de la emisora Indio Azul, se difundían mensajes hacia la Sierra Maestra cubana. Desde ese exilio Salvador escribía espinelas:
Algún día he de volver/ a mirarme en el cristal/ de tu azul rada de sal/ con mi niña y mi mujer./ Será volver a nacer/ el alba de mi regreso/ y en el castillo do preso/ tu pueblo estuvo humillado,/ sobre sus piedras, callado,/ a la Patria daré un beso /.
– ¿Por allá andaba también exiliado y en la lucha Ñico Saquito?
–Ñico trabajó en una fundición de acero, hizo de todo y ayudó mucho a la causa de la Revolución.
– ¿El músico Carlos Faxas me hizo saber que la Marcha del 26 de Julio, llega a la Sierra Maestra por la vía de Venezuela que estaba colaborando mucho con la causa del 26 de Julio?
-Efectivamente así fue. Después todos tuvieron la posibilidad de escuchar la Marcha del 26 de Julio por Radio Rebelde.
– ¿Cuándo triunfa la Revolución qué pasa?
Nos sorprendió la noticia, fue algo tan esperado que nos dejó estupefactos. Nos montamos en el primer avión que encontramos, el 8 de enero de 1959, día de la llegada de la caravana de Fidel a La Habana. Veníamos como sardinas en lata, la emoción era muy fuerte: Momentos memorables que no se olvidan.
– ¿Ya en Cuba, ¿cómo fue todo?
–Enseguida me nombran como director de actos políticos del más alto nivel, difundidos por la televisión mediante unidades móviles de control remoto. Me uno a los más comprometidos directores que ahora pasaban a ser ejecutivos: Marcos Bhemaras, Carballido Rey, Caiñas Sierra, Iris Dávila, Mirta Muñiz y muchos más. Trabajamos en todos los planes de programación que dieron un vuelco total.
– ¿Hay algún programa en específico que le hayan otorgado para estar en training?
–El Show del mediodía con la animación de Germán Pinelli. En este escenario, insertamos la recurrente polémica entre Pinelli y Rafael Lay, director de la Orquesta Aragón que lo ameniza. De ese espacio quedan varios kinescopios con las maldades de Pinelli. También quedaron en discos de grabaciones musicales algunos discos como uno de Bola de Nieve.
– ¿Se dice que ustedes se quedaron ganando una fortuna?
–Renunciamos a esa fortuna, lo dejaron en menos de 400 pesos.
– ¿En junio de 1963, me contaba Pedro Izquierdo “Pello el Afrokán” que usted fue quien estrenó el ritmo Mozambique del Pello?
-Eso fue en Ritmos de juventud, después se hizo en Melodías de ayer y de hoy.
– ¿Cómo usted vio esa música en una etapa temprana de la Revolución?
–Fue la primera explosión musical de la Revolución. Yo los apoyé porque estaba sensibilizado con la música de origen afro. El Pello era un personaje de feria.
– ¿Y con su esposa Consuelito qué hizo en la TV?
–En 1964, la conocida y gustada obra Yerma, filme para la televisión. Consuelo trabajo junto a Sergio Corrieri y Erdwin Fernández. Esta versión del original de Federico García Lorca fue trasmitida en el mismo año de su realización en el espacio Teatro ICR, después ha sido considerada por los especialistas como una obra artística antológica, entre muchas razones por la notable interpretación de Consuelo Vidal que contaba en ese entonces con 34 años.
– ¿Lo he visto mucho en los grandes eventos?
–Trabajo en los grandes acontecimientos políticos, desde 1967 y en 1980 trabajo simultáneamente en los controles remotos de actos políticos con la dirección general de espectáculos en diversos Festivales de música, como aquellos famosos realizados en Varadero, el reconocido Festival Internacional de la Canción Popular de Varadero.
– ¿Usted es uno de los privilegiados directores artísticos de Tropicana, junto a Rodney, Joaquin M. Condal, Joaquin Rivera?
–Durante dos o tres años, dirige numerosos espectáculos en Tropicana, entre ellos, el de su cincuentenario, justo en 1989, que quedó para la historia.
Posteriormente, en la década de 1980, Amaury trabajó entre 1987 y 1988 retorna por última vez a su televisión para dirigir Mañana es domingo, donde presenta a importantes artistas realiza la audacia de insertar estudiantes del Instituto Superior de Arte en el diseño escenográfico.
Amaury tuvo intentos de revolucionar la televisión de la década de 1980, no fueron muy comprendidos todas esas innovaciones que todavía espera la TV. Entonces el gran director decide jubilarse, dejando una estela de creaciones.
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