El humor se piensa en Tv

Por: Rafael Lam

La Televisión Cubana transmite un programa dedicado al humorismo, dirigido por Kike Quiñones. Muchos se ha dicho que el humorismo se hace y no se explica, como leemos, en el Manual de la Revilla, citado como exergo por Aurelio Mitjan en el documento “Del teatro al bufo”. Pero Kike ha insistido en exponer el humor en todas sus aristas y ha reclutado a sus seguidores para patentizar que el humorismo se piensa.

De cualquier manera, el espacio humorístico transmitido todos las semanas sirve para mostrar el pensamiento artístico de muchos de nuestros humoristas, de variados materiales visuales grabados en diversos festivales del humor a los cuales millones no tienen posibilidades de asistir.

También Kike expone materiales de otros países y, hasta de otros tiempos lejanos como La Tremenda corte. Con esos personajes de leyenda continental.

Los bufos en La Habana datan  de la lejana colonia, allá por el 1868. Ellos regaron la semilla y a través de ellos, todas las ciudades tenían su compañía de bufos, tal como leemos en el Diario de la Marina, 4 de octubre de 1868.

Todos esos humoristas del bufo hacían gala con las sandunguerísimas guarachas y llamativas  camisas de colores, batas y pañuelos en hombros y cabezas que llega hasta nuestros días.

            Aquí ha llegado candela

            Negrito de rompe y raja,

            Que con el cuchillo vuela,

            Y corta con la navaja.

Todos esos humoristas se burlaban dondequiera que hallaron la ocasión. Ya era un teatro nacional, con algunos españoles aplatanados. Todos se enfrentaban a la metrópoli. Algunos tuvieron que exiliarse y otros fueron condenados al garrote.

Por tanto, el humor siempre fue una especie de canto o proclama revolucionaria.

Los humoristas o bufos habaneros eran artistas pobres que sabían recoger el gusto popular; observadores sagaces, irreverentes de la realidad doméstica: oponentes al ambiente aristocrático y operáticos de los “dilettantis” salones de la burguesía. Arte que era el paradigma de entretenimiento de los explotadores que presentaban la ópera italiana como modelo artístico de un país que era otra cosa.

El habanero estaba saturado de zarzuelas sentimentales y de hipocresía nacional. Se decía que el Segundo Imperio estaba tan lejano de nuestra sensibilidad como los Campos Elíseos del barrio de Jesús María.

Muchos fueron marginados por la historia, llamados hombres sin historia, pertenecientes a una clase desposeída.

Pero, así y todo, el bufo causa verdaderos explosiones tomando su predominio en la década de 1880; justo el gran momento en que comienzan a concretarse muchos de los ritmos musicales cubanos: habanera, conga, rumba, danzones.

Hay que reconocer la labor de los humoristas, los bufos cubanos, trabajaron siempre en las condiciones más difíciles, en países extraños, sin compañías profesionales, casi sin actores, sin un  público estable, pero luchando con idéntica heroicidad a la de la manigua.

En 1980 aparece el Alhambra, cuartel general del bufo, del cual Alejo Carpentier catalogaría como el Edén de la gente de bronce, un conservatorio de música y arte popular. Tanto éxito logra el Alhambra que también le hacen la competencia el teatro Martí y el teatro Cuba en la calle Galiano.

La gente, a través de la historia ha querido disfrutar del humor generador de alegría sin la cual no puede vivir el hombre.

Hoy día, después de tantos avatares, el humorismo es el arte que más llena los teatros y demás centros de diversión. Ellos, a diferencia de los bufos de Salas, Regino López o del Alhambra, el Irijoa (Martí), obtienen buenas sumas de ganancias porque tienen púbicos seguidores que necesitan esa diversión que propicia el humorismo.

FUENTE:

Informaciones del Diario de la Marina, Walter Goodman, Emilio Bacardí, Alejo Carpentier, Argeliers León, Ramón Morales, Rine Leal.

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