Los artistas de la radio

Por: Rafael Lam

Con el advenimiento de la radio los productores se dieron a la tarea de buscar artistas, sin artistas no hay radio. Cuba es un semillero de muchos artistas. Algunos de estas figuras debían andar muchos kilómetros, les permitían hacer cuentos, chistes, anécdotas, anunciaban cumpleaños y fiestas.

Las orquestas más utilizadas eran charangas francesas, pequeñas, de siete a nueve músicos como la de Antonio María Romeu que era como Los van Van de aquellos tiempos.

Las charangas dominaron la partita en la etapa inicial del siglo XX; hasta el auge del son. En algunas ocasiones especiales invitaban alguna del interior como la de Aniceto Díaz de Matanzas, creadora del danzonete en 1929.

Cuba fue el primer país de América Latina y uno de los primeros en el mundo cuya cantidad de emisoras lo hacía una potencia radial en esta década de 1930.

Para ese entonces Cuba contaba con 62 emisoras, por encima de Australia, Suecia, Alemania, Francia, Inglaterra, Uruguay, Brasil, Argentina, Japón, China, Noruega, Bélgica e Italia. Se dice y no se cree.

Las programaciones eran de 18 horas, desde las 6 de la mañana hasta  las 12 de la noche. La radio tenía enorme poder de convocatoria y masividad.

Teníamos una programación de periódicos del Aire, Espacios políticos, comedias, zarzuelas y dramas, humorismo, conferencias, charlas, informaciones, noticieros, música, canciones, populares y clásicas europeas, deportes, religión, programas de variedades, cuadros de comedia, radio-teatro.

Desde 1947, ya contábamos con  la primera emisora de noticias sostenidas, una verdadera novedad de enorme trascendencia: “la emisora al servicio de la puntualidad”. “Es verdad, lo dice Radio Reloj”, se convirtió en un lema popular.

La competencia de los monopolios de la radio era feroz como iremos mostrando en diversas publicaciones. El elemento comercial obligaba a la emulación. El que más vende, triunfa.

Mostraremos la enorme cantidad de artistas, iniciadores, locutores, animadores, productores, directores que pasaron por la radio, el espectáculo nacional. No hubo gran figura del arte y la cultura que no pasara por la radio. No olvidemos que la televisión llega en octubre de 1950 y, con ciertas limitaciones al inicio. Es un arte altamente costoso. Mientras que la radio, en aquel entonces, hasta con un radio de galena (sin energía eléctrica) se podía escuchar.

El rey de estos primeros receptores económicos fue la radio de galena. Basado en un cristal semiconductor de sulfuro de plomo (galena), era capaz de captar señales moduladas en amplitud (posteriormente también se descubrió que podían recibir señales FM) en la banda de onda media y onda corta.

Su principal ventaja era su bajo coste y que no necesitaba alimentación externa, ya que toda la energía la recibía de las propias ondas de radio. Esto tenía como resultado un bajo nivel del audio, que además variaba con el nivel de señal que se captaba.

A finales del siglo XIX se vivían años de incertidumbre política en gran parte del mundo (situación que parece no haber mejorado con el tiempo), con guerras que amenazaban la estabilidad de las grandes naciones de la época, lo que impulsó a una gran parte de científicos, universidades y laboratorios a tratar apresuradamente de encontrar un nuevo sistema de comunicaciones que no necesitase cables para transmitir la información, el principal inconveniente del telégrafo.

Basándose en las experiencias previas de Hertz a partir de 1886, diferentes grupos de investigación buscaron fórmulas para alcanzar esta telegrafía sin hilos y lograr así una ventaja militar sobre sus rivales, gracias entre otras cosas a la posibilidad de comunicarse con las tropas a largas distancias y especialmente con los navíos en alta mar.

La considerada como primera transmisión radiofónica del mundo se realizó en la Nochebuena de 1906, desde Brant Rock Station, Massachusetts, en la que se pudo escuchar la canción «Oh Holy Night» y unos pasajes recitados de la Biblia.