Roberto Fonseca: un gran maestro, un alumno permanente
Por: José Dos Santos
Resulta increíble la capacidad de multiplicarse de este aún joven gran maestro del jazz afrocubano, cuyas huellas en escenarios internacionales reflejan un inquieto creador con deseos de expandir constantemente su creatividad, como alumno insaciable del fenómeno sonoro global.
Así lo percibí desde las primeras sesiones del recién nacido festival JoJazz, celebradas en el sótano devenido Club La Zorra y El Cuervo, en la céntrica Rampa capitalina. Aun no sobrepasaba los 16 años y ya el fuego de sus ejecuciones apabullaba los sentidos moderados de muchos integrantes de aquel jurado inicial, del que formé parte.
Ese fogoso rasgo lo había percibido un tiempo atrás, cuando se escabullía de deberes para tocar en el grupo de Bobby Carcassés que animaba las tardes del naciente Club Cubano de Jazz, en su segunda temporada, que venía por anfitrión y sede la Casa de la Prensa habanera.
También fui testigo, como él bien recuerda, de la fusión de voluntades con Javier Zalba, nacida en el Patio de la Unión de Periodistas, de la que surgió Temperamento, título de una pieza suya que reflejaba el suyo, de entonces y de hoy.
Desde entonces lo he visto y sentido crecer constantemente, como músico y como persona responsable en empeños como el propio Festival Jazz Plaza, del que es director artístico desde hace unos años.
Sobre sus raíces, más allá de lo que expresa su música, Fonseca ha expresado a la agencia EFE: «Cuba, La Habana, es mi casa. Me gusta mucho París y Francia en general -tiene la Orden Oficial de las Artes y las Letras- porque allí me dieron mi primera oportunidad importante, pero soy cubano”.
En la mencionada entrevista, indica el periodista, Fonseca, hijo del batería del mismo nombre y de la cantante Mercedes Castro, tuvo hasta llegar ahí «sus más y sus menos» con el piano.
«Quise dejarlo porque me parecía complejo, mucho esfuerzo, pero me apliqué y tuve una profesora rusa, Irina, en el nivel medio que me enseñó el verdadero significado de ser músico y ser artista», recordó.
Fonseca recibió una de sus principales influencias de su hermano, por parte de madre, el batería Emilio Valdés: «Vivíamos en un apartamento pequeño, con solo un cuarto, por eso, aunque me gustaba la batería, mi padre pensó que era mejor que tocara el piano… Me vino bien aquello de estar tan juntos porque desarrollé mucho la capacidad de concentración», se ríe al recordar quien es hermano del también pianista Jesús «Chuchito» Valdés Jr.
De su intensa actividad musical resalta el haber actuado en mas de 400 ocasiones con el afamado Buena Vista Social Club, al lado de artistas como Omara Portuondo y Orlando «Cachaíto» López. Con la Diva se ha vuelto a unir a dúo en mas de una oportunidad.
Actualidad
Seguir las andanzas de Roberto resulta casi imposible y no por falta de información en el ciberespacio –que lamentablemente no tiene casi eco en los medios nacionales. La afirmación se origina en la intensidad de su quehacer público, incluso en tiempos de pandemia.
Mucha actividad refleja su página web, llamada Yesún, nombre que él ha explicado se forma a partir del de Yemanya -diosa del mar- y de Oshun -dios del río. A él le han dicho que es «hijo de las dos aguas», sus protectoras.
De esa fuente conocí que él actuó el pasado otoño en dos fechas exclusivas en los Países Bajos, como parte de una gira de 17 fechas comenzó el 25 de septiembre en las Fiestas de la Mercè de Barcelona. Su trío lo completaron el bajista Yandy Martínez y el baterista Ruly Herrera
Días antes había asistido al Detroit Jazz Festival, el mayor festival de jazz gratuito del mundo, luego de trabajar junto con Dee Dee Bridgewater y Kenny Garrett, dos íconos actuales del género.
Otra muestra de su intensa actividad es aparecer en la parrilla de programación de la española Radio Gladys Palmera, que le anuncia conduciendo una programación que se llamará Isla Sonora, como lo hará también Bobby Sanabria. A ambos le presentan como “dos de los músicos más importantes del género”.
La capacidad de Roberto Fonseca se pondrá a prueba, nuevamente, cuando el próximo 10 de febrero comience una nueva gira internacional. Será en el Rinker Playhouse, Kravis Center for the Performing Arts, de la Florida.
El 19 de abril ya tiene programada su presentación en el Howard Assembly Room, de Leeds, en Gran Bretaña, inicio de un gira por ese país, de donde saltará a Alemania y, más tarde a Francia.
Allí se cumplirá nuevamente lo que ya describió un colega: “toca hoy aquí, mañana allá, luego más allá. Hay lugares que visita con tanta premura que no se atreve a decir que los conoce; apenas si cuenta que ha estado en ellos”.
Alejandro Rodriguez significó en Cubadebate: “Cuando llega, por fin, de regreso en Cuba cambia su tempo, vuelve a su ritmo: regresa a la calle que conoce, a lo familiar, a la cotidiana búsqueda de algo… La de la inspiración se considera una búsqueda siempre más poética, más épica y legendaria… Pero Fonseca es uno solo, es un hombre común que toca el piano, y sin importar lo que haga o donde esté, es todo el tiempo una misma cosa: músico”.
Y yo precisaría, es un maestro magistral, con alma de alumno permanente en busca de conocer y entregar enriquecido lo que aprende de la vida.
José Dos Santos
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