La Caja Negra: en busca del tiempo recobrado
Por: Joel del Río
“Hay en la memoria, en el volver a los inicios, a la etapa de todas las esperanzas, una ilusión que la apatía no entiende”, así se iniciaba un reciente artículo de la página web Cubacine, firmado por Diego Santana Caunedo y dirigido a explicar y promocionar La caja negra, el más reciente filme de Enrique Álvarez, que ahora se proyecta en algunas salas de estreno de La Habana, para darle continuidad al cine cubano, particularmente en cuanto a la vocación memorística y la necesidad de testimonio sobre el pasado, para tratar de entender el presente y el futuro.
Difícil de definir, pues se sitúa en las confluencias entre el documental de memoria y el cine histórico en vertiente intimista, La caja negra cuenta, entre otras cosas, el hallazgo que hace una nieta del diario de su abuela, porque en esas páginas se dibujan las ilusiones que habitaban a millones de cubanos en 1961, y así la trama del filme discurre entre la historia de estos personajes, y la otra historia, sobre el momento que vivía la nación.
Porque la más reciente película de Enrique Álvarez habla también sobre la explosión del vapor francés La Coubre, del caos que dominaba La Habana por esa época, cuando la Revolución cubana solo había cumplido un año en el poder, un año de utopías, ilusiones y épica, y también de contradicciones y formación, de retórica, de discursos y barbudos.
Y todo ello es rememorado por la nieta de aquella mujer, quien muy joven vivió en el epicentro de los cambios sociales generados por la Revolución, una mujer que estuvo cerca del muelle el día que La Coubre estalló en mil pedazos y ocasionó la muerte de muchísimos cubanos, contando todos aquellos que se movían por el puerto para descargar las armas que trasportaba el barco francés.
Al diluir la frontera entre la ficción y el documental, el filme logra, según su realizador, integrar de forma orgánica elementos de ambos lenguajes, al tiempo que junta los valores del testimonio y la propaganda política, a través de imágenes de alto impacto y un sonido envolvente y energizante.
Así, en la obra coexisten, desde la visión subjetiva de una joven que escribe un diario, un texto que cuenta, apoyado por las imágenes de archivo, la alegría del triunfo revolucionario el primero de enero, la convocatoria a la huelga general, la desbordante efervescencia generada en las calles, la admiración a Fidel Castro, Camilo Cienfuegos y el Che Guevara, los cambios sociales emprendidos por la Revolución naciente, la incertidumbre tras la pérdida de Camilo, la explosión de La Coubre y muchos otros acontecimientos.
En esa búsqueda de la épica pasada, en ese acudir a momentos históricamente significativos, en ese contar las ilusiones con imágenes, La caja negra recuerda la efervescencia de los mejores números del Noticiero ICAIC Latinoamericano, pero nunca se debe pensar que se trata de un documental ni de una película histórica, de esas con largas retrospectivas, porque Enrique Álvarez detesta las etiquetas y las dicotomías, prefiere seguir los impulsos de su sensibilidad, y encontrar un tono, un estilo y un soporte idóneo a las historias que lo fascinan, como esta de una Revolución que triunfa, y de una joven que lo vivencia, interrogante, a través del diario de su abuela.
En una reciente entrevista, Enrique Álvarez declaraba: “La caja negra y Bajo un sol poderoso son dos películas que he terminado casi al mismo tiempo. Dos procesos creativos muy diferentes que se han entrecruzado y que de alguna manera dialogan entre sí. Dos películas que me salvan del peor año de mi vida (de nuestras vidas) y que me dejan con muchas ganas de seguir viviendo y haciendo”.
(Tomado de Cartelera Cine y Video, nro. 194) Publicado el 01/17/2022 en Cubacine
Enlace relacionado: Hurgar en “La caja negra”
Estamos en redes sociales:
- También puedes suscribirte a Zona Podcast y escuchar nuestros contenidos