El temple de Herminia Sánchez
Por: Valia Valdés
Herminia Sánchez perdura en la memoria audiovisual por su actuación en los filmes: “Lucia”, dirigida por Humberto Solás; “Hello Hemingway”, de Fernando Pérez; “Al fin, el mar”, con dirección de Jorge Dyszel; y “Habana Eva”, de Fina Torres. Tomás Piard contó con ella en distintos proyectos televisivos. Su largo andar por el Patronato del Teatro, Teatro Estudio y Teatro Escambray, entre otras experiencias teatrales, la hicieron merecedora del Premio Nacional de Teatro en 2019.
La intérprete tuvo la oportunidad de probarse como dramaturga, directora y pedagoga e inició un proyecto propio al que nombró: “Teatro de Participación Popular”, contando con los trabajadores portuarios, sus historias y preocupaciones. En 2019, resumió sus vivencias personales y profesionales en el libro:” Teatro de Fuerza y Candor” de Ediciones UNION.
En muchos de los empeños a que se refiere en esa publicación autobiográfica, la acompañó Manolo Teraza, quien sería su esposo hasta el último minuto de respiración. Manolo fue escenógrafo, director artístico, actor y compañero íntimo desde 1968 hasta su fallecimiento, hace pocos días. He aquí otra prueba para el temple de Herminia Sánchez, catalana cubana que, con 98 años, sigue aferrada a la vida intentando retener la memoria que se escapa.
La actriz y directora ostenta la Medalla Alejo Carpentier, la Distinción por la Cultura Nacional y los Premios Omar Valdés(UNEAC) y ACTUAR por la obra de la vida. Sin embargo, no hay dudas de que es suya la medalla del coraje, no solo por superar al personaje de Brecht que interpretó en el teatro, sino por plantarle cara a la muerte y hasta ahora vencerla.
Una de nuestras actrices más añejas palpita brindándonos la mayor de las lecciones, más allá de las que ofreció en la escena o a sus alumnos, la lección de la entereza. No hay tristeza que quiebre a Herminia Sánchez. En su torre, continúa resistiendo.
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