La Súper, largometraje contra la violencia de género
Por: Maya Quiroga
Fotos: Cortesía de Animados Icaic
Ernesto Piña (La Habana, 1980) es un prolífico director de dibujos animados muy conocido en Cuba. A él se deben títulos como Pubertad, Sin pelos en la lengua y Wajiros. En los dos últimos años ha sido noticia que se encuentra inmerso en la realización de su primer largo animado: La Súper.
Piña explica que Yudeisi, joven profesora de Química con vocación de justica, es la elegida para convertirse en una especie de superheroína y defender a las mujeres de la violencia patriarcal.
La historia tiene como antecedente a Jevalentina, una guerrera aborigen, quien cinco siglos atrás liberó a los habitantes de una aldea. Su espíritu renace 500 años después y se le presenta a Yudeisi para entregarle el poder de la armonía que hipnotiza a los hombres, les aclara los pensamientos y los convierte en seres diferentes.
El sueño comienza a hacerse realidad
Hugo Rivalta y Piña escribieron los argumentos con la ilusión de ver el cómic, que habían realizado anteriormente, convertido en una película, hasta que en 2019 la presidencia del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) abogó porque los Estudios de Animación realizaran nuevamente largometrajes.
La Súper hace referencia al clásico cine negro, con mafiosos, clubes y bares nocturnos donde es habitual el streptease femenino.
«Construimos una historia internacional que se pueda entender en cualquier parte del mundo y no suceda en un lugar específico conocido. Se desarrolla en una ciudad cualquiera con una fusión ecléctica a nivel cultural».
Luego de que fuera aprobado el guion de la cinta, Piña y Rivalta escogieron a los actores por asociaciones mentales de sus voces que habían hecho, mientras los iban diseñando.
Ariana Álvarez es la protagonista (Yudeisi). Omar Franco es Basilio Vacilón, el antagonista, un mafioso al cual La Súper tiene que enfrentarse porque le estropea sus planes.
Tahimí Alvariño le da vida a Jevalentina; Lesvy Samper es Brenda, la líder de las químicas; Carlos Gonzalvo es un coronel corrupto, y Gleibis Conde una capitana que al principio rechaza a La Súper, pero luego se va identificando con su causa.
«Invitamos a esos actores al chequeo de guion. En octubre o noviembre de 2019 comenzamos a grabar las voces e hicimos un storyboard o boceto audiovisual».
Una realización marcada por la pandemia
A partir de marzo de 2020, con la llegada de la COVID-19, los realizadores tuvieron que replantearse la producción del largometraje.
«Creamos grupos de WhatsApp para enviarnos información y decidimos vernos una vez a la semana. Así nos pasamos todo el 2020 y el 2021. El fenómeno del reordenamiento monetario también nos afectó a todos. Desde el punto de vista productivo hubo que reorganizar el sistema de pagos».
Al decir de Piña el trabajo ha sido extremadamente complejo desde el punto de vista estético.
«Hemos puesto todo nuestro empeño en que salga lo mejor posible. Prácticamente todas las animaciones son en 2D. El concepto de diseño es muy dibujado, a base de efectos y engaños visuales, donde se corta la escena, algo muy típico de los animados japoneses».
Confiesa Piña, quien se graduó de Artes Plásticas en 2006 en la Universidad de las Artes, que siempre se sintió fascinado por el anime y los animados norteamericanos.
«Mi sueño era hacer una película que me recordara aquello con lo que crecí en mi infancia. Todos los diseños de personajes son míos. Invitamos a diseñadores gráficos como Raupa, que hizo los créditos del principio y el final.
«El concepto de arte está a cargo de Alejandro Rodríguez (La luna en el jardín, Los dos príncipes). Junto con Luis Arturo Palacios fue creando la visualidad de los escenarios y los fondos. Se invitó a un grupo de dibujantes, fondistas y coloristas para que siguieran esa línea conceptual».
Piña y un equipo muy reducido se encuentra ahora en el proceso final de edición para terminar el corte de imagen final.
«Esperamos llegar a los 70 minutos. Nos faltan algunos escenarios y vehículos en 3D. Los personajes tienen que integrarse a momentos de acción en medio de una avenida con motoristas.
«Ya tenemos las maquetas de la música. Son de Virgilio (Villi) González, quien ha trabajado conmigo en Pubertad, Wajiros y La visita del moscón. Después queremos ver si la banda pinareña Toques del Río graba en un estudio toda esa música y nos aporta su aché y su sandunga».
La Súper y la lucha
Antes de comenzar esta aventura audiovisual Piña y Rivalta investigaron profundamente sobre una problemática social con la cual se sentían plenamente identificados.
Tuvieron la asesoría de la profesora Danae Diéguez, quien impartía la asignatura Cine y Género en la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual, y de la Doctora en Ciencias Psicológicas e investigadora feminista, Norma Vasallo, quien revisó parte del argumento de la película y después intervino en la construcción del guion.
«Como es una temática tan seria se pensó en una animación tipo cartoon para crear un distanciamiento con el público y que, al mismo tiempo, le llame la atención por los colores para que siga la historia que le están narrando, sin ningún tipo de didactismo.
«Las voces, diálogos, citas y pinceladas, de alguna manera pueden provocar risa, pero es una película seria, destinada a adolescentes y adultos. Ojalá ayude a reflexionar sobre los diferentes modos de violencia de género que existen para que se entienda que es un mal que debemos erradicar».
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