Réquiem por Noel García
Por: José Dos Santos
Foto: Tomada del Facebook de la locutora y guionista del ICRT Maritza Navarro
Cuesta mucho despedir a un excelente ser humano, máxime si se comparten simpatías diversas, desde culturales y deportivas hasta inquietudes sociales y criterios políticos.
A esto se añade, en el caso de Noel García, haberle visto hace muy poco –sonriente como siempre le recordaré– en una foto junto a su amada esposa, única cubana miembro del Comité Olímpico Internacional, a quien acompañaba al Campeonato Mundial de Atletismo, en Oregón, cuando le sorprendió la muerte, a los 80 años.
Noel llamó mi atención por primera vez, en la década de los 80, en el programa humorístico de la televisión cubana “Si no fuera por mamá”, escrito por el genial Enrique Núñez Rodríguez, en su interpretación de Alfredo. Después apreciaría su labor en otros espacios de la pequeña pantalla y en filmes de diverso corte, aunque el que más recuerdo es Lista de Espera, de 1999.
Luego la vida nos relacionó de forma inesperada: esposo de la Campeona Olímpica de Moscu 1980, la jabalinista María Caridad Colón, resultamos ser vecinos al yo mudarme con mi familia para la barriada capitalina de Santos Suárez. De eso hace ya casi tres décadas.
Nuestro frecuentes intercambios nos llevaron a intercambiar vivencias de nuestras respectivas profesiones, de las cuales fuimos devotos, intranquilos, inconformes con lo no bien hecho y con ansias de saber y superarnos constantemente. Así conocí al hombre real que yacía bajo los diversos rostros y conductas que debía asumir en sus actuaciones.
Todo ello me llevó a escribir en 2009 un material que por entonces publicó la revista Bohemia, bajo el título Una sonrisa a la vida, con datos que resumen una biografía que no aparece en el caprichoso mundo cibernético actual.
Noel comenzó sus andanzas como Don Quijote en una obra montada por aficionados en la Escuela de Comercio de La Habana en 1960, preámbulo de ingresar en el Grupo Guernica, en 1962. La extensa relación de lugares, colectivos y obras teatrales asociadas a su hoja de vida rebasa el propósito de esta nota de tributo póstumo.
Asimismo sucede con los muy numerosos obras de teatros, proramas y seriales para la televisión, en los que su nombre estuvo asociado a los mas grandes actores y actrices de todos los tiempos. Solo como botón de muestra menciono En silencio ha tenido que ser; Julito, el pescador y El regreso de David, cuyo contenido patriótico correspondía con su visión de la vida.
El me narró con orgullo pasajes fuera de grandes escenarios y pantallas, como las vivencias que experimentó cuando hizo teatro en las trincheras durante la Crisis de Octubre –de la que pronto
estaremos celebrando su 60 aniversario—o cuando la Zafra de los 10 Millones (1970), que ompartió actuación y corte de caña con la Columna Juvenil del Centenario o cuando formó parte de una brigada artística que trabajó durante dos meses en Angola, a finales de los 80.
El cine merece un párrafo aparte al hablar de Noel García, quien comenzó su andar por la pantalla grande en 1965 con Asalto al tren central, al que le siguieron Ustedes tienen la palabra, Patty Candela, No hay sábado sin sol, Vals de la Habana Vieja y Lista de Espera. Esta última –como le dije– es mi preferida.
Al momento de despedirlo vuelvo a sentir que de él, en vida, no se habló lo suficiente. Ejemplo de entereza ante los avatares de salud y de otros tipos que afrontó, siempre tuvo una sonrisa y voluntad de seguir siendo hasta el final artista en el que Cultura y Patria estaban en la cúspide de su existencia,
Estamos en redes sociales:
- También puedes suscribirte a Zona Podcast y escuchar nuestros contenidos