Ivette Ávila y el mundo infinito que le apasiona
Por: Taissé Del Valle Valdés en Lucas
Dialogar con Ivette Ávila es descubrir a una mujer apasionada, cuyas manos laboriosas no cesan, así como tampoco sus ganas de darle movimiento a cualquier objeto inamovible. Es tenaz, paciente y de pronto se encuentra amasando los logros de un trabajo arduo, en equipo y también el cariño del público que asiste a sus talleres o los ve en la televisión.
– La animación ha ido ganando terreno en Los Lucas y ya comienza a dejar de parecer obra solo para niños. Desde sus años de experiencia, ¿qué podríamos hacer para impulsar esta idea en el videoclip cubano?
Por fortuna, en los Lucas siempre hemos podido disfrutar de videoclips que usan la animación como medio expresivo. Lo que creo es que este año fue más evidente, porque hubo más videos completamente animados. Muchos de ellos no en la categoría infantil, sino una animación más enfocada para adultos. Pienso que se usa muchísimo la animación como efectos visuales apoyando otro tipo de narrativas. Este año sentimos que había más experimentación, una búsqueda de nuevas visualidades, de nuevas estéticas. Y eso fue muy halagüeño, así como también el hecho de que el jurado haya decidido nominar más videos, seis, en la categoría de animación.
Creo que es algo muy loable y habla de la calidad de las obras que había en concurso. Otra peculiaridad con respecto a los videoclips animados que tuvimos en esta edición de Los Lucas es que quedamos dos directores nominados en Mejor Dirección. Es algo que no suele ocurrir, es decir que el director de un video animado esté nominado en esta categoría. Ojalá que, próximamente, la animación conquiste categorías como Mejor Edición, Mejor Video del Año o Video Más Popular.
Cuando me preguntabas, qué se pudiera hacer para impulsar la animación en el videoclip cubano, creo que estamos ante una disyuntiva que tiene muchísimas soluciones. Viene en parte por la educación del público y de los creadores de utilizar la animación como un medio expresivo de infinitas posibilidades, sobre gran diversidad de materias. También creo que desde la creación, los directores, podemos explorar la animación de una forma más poética y surrealista, y que el público se vaya acostumbrando a estas nuevas formas de contar y de sentir una canción.
– ¿Qué significa la animación para usted?
La animación para mí es pasión, o sea, un mundo infinito que me atrae mucho y que, de cierta forma, se ha convertido en parte indisoluble de mí.
Estudié Biología, hice una maestría en Antropología y luego empecé en este mundo de la animación. Hasta en la casa la animación es un tema, pues mi pareja Ramiro Zardoya trabaja conmigo codo a codo, o sea, que llevamos la animación a todos lados.
Somos profesores de la Facultad de Arte y Medios de Comunicación Audiovisual y lo mismo prestamos un servicios, hacemos talleres o nos lanzamos a hacer, obra de autor. Recientemente hemos hecho un programa para enseñar animación. Es un mundo ligado a nuestras vidas. Es nuestra profesión y parte indisoluble de nosotros.
Muchos animadores consideran que la animación es un poco adictiva y que los creadores que hacemos animación estamos como drogados por recrear esa ilusión de vida, de movimiento. Y yo creo que es un poco así. Realmente a veces uno dice, ¡ay, pero qué trabajo! Pasas horas animando y en ocasiones, no tienes ni fines de semana. Sin embargo, uno se expresa a través de la animación. Encuentras una forma de traducir ideas, pensamientos y anhelos.
3- «Extraña forma de vida», se alzó con el Premio Lucas 2021 en la categoría de Animación. No es la primera vez que ha estado nominada, pero sí es la primera vez que gana. ¿Qué sintió?
En efecto, nosotros hemos estado nominados en otros años con otros videoclips como el de “Casanova, Cecilia Valdés y la Bella Durmiente”, un tema que codirigimos con Tupac Pinilla y es del grupo Buena Fe.
En otra edición estuvimos nominados en la categoría de Animación también con El cocodrilo, tema de Barbarito Torres y su piquete cubano que también codirigimos Tupac, Ramiro y yo.
Para nosotros este año recibir cinco nominaciones fue sensacional incluyendo la nominación a Mejor Dirección que fue una categoría en la que nunca habíamos estado nominados.
En el caso del cocodrilo, sí obtuvimos el Premio Lucas a Mejor Video de Música Tradicional.
Obtener el Premio Mejor Animación este año, por supuesto que fue un gran orgullo. A las 2 obras que tuvimos nominadas les tenemos gran cariño porque tuvimos mucha libertad a la hora de elegir qué técnica íbamos a usar y de plantearnos nuestra narrativa.
Usualmente en nuestros trabajos combinamos la animación artesanal con la animación 2D. Realmente me expreso a través de la animación artesanal donde la materia, las texturas y los objetos inanimados cobran vida. Ese es el modo que encontré para expresarme y me siento cómoda, así que constantemente estoy explorando nuevos caminos.
Ramiro, que viene del diseño, domina otras herramientas gráficas y hace también animación digital. Nos complementamos. Muchas veces hacemos combinación de ambas técnicas a la hora de expresarnos, pero, sin dudas para mí la animación en stop motion es el modo adecuado que encuentro para canalizar mis ideas del arte.
Lo que yo quiero expresar, me gusta experimentarlo con la animación en materiales moldeables como el barro y la plastilina, en marionetas tridimensionales. Hay buena parte de eso en “Extraña forma de vida”. Me conocen también por la animación en papel. Esta animación que utilicé ya más en el video “No se hablará”, de Carlo Fidel Taboada Pettersen.
– Desde la Productora Cucurucho ha impulsado mucho la animación sobre todo en sinergia con el Icaic. ¿Se podría decir que dentro de las técnicas de animación prefiere el stop motion? ¿Qué de especial tiene para usted esta técnica?
Sí, creo que lo que me fascina de la animación está en stop motion. Es casi un acto mágico, una ilusión lo que uno genera al darle vida a un pedazo de papel, un montoncito de arena, a objetos que han sido creados para cualquier fin utilitario y uno, de pronto, lo convierte en un personaje. Eso me fascina.
«Lo que me fascina de la animación está en stop motion».
– Recientemente la hemos visto en el programa Galaxia K, una iniciativa didáctica y audaz para enseñar el arte de la animación. Coméntanos acerca del programa.
Galaxia K surge en medio de la pandemia porque nuestros talleres presenciales no podían darse. Llevar los talleres a video es una idea original de Minerva Rodríguez, directora del British Council Cuba. Luego con el apoyo de los Estudios de Animación del Icaic se gestó este proyecto que viene en parte de lo que ya comentaba antes. Debemos divulgar que otras formas de animar son posibles, no solo el dibujito animado o la animación digital.
Este programa fue una oportunidad para enseñar a los niños, adolescentes y a la familia en general consejos prácticos para animar en casa con lo que tuvieran a mano. También lo vimos como una oportunidad de divulgar esa animación otra que no se conoce. Para hablar de la historia de la animación en Cuba de la cual me siento orgullosa. Fue una oportunidad de crear expectativa sobre la animación como arte, como medio expresivo.
Si bien en Cuba no existe una escuela de animación y en la universidad solo está como asignatura aislada, creo que mientras más se divulgue, se desmitifique y se rompan estereotipos acerca de esta forma de expresión, más posibilidad tenemos de generar una necesidad de afrontar una carrera y de incluirlo en todos los medios de enseñanza como mismo se enseña la música, el teatro o incluso como los estudiantes salen graduados de dirección, guion o radio pueden salir también graduados de animación.
Este es nuestro aporte, el cúmulo de muchos talleres que hemos dado, mucha experiencia de investigación que he llevado a cabo también sobre la historia de la animación en Cuba y en el mundo.
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