Del Manneken Pis a la Giraldilla.15 días de Bélgica en La Habana
Por: Haziel Scull
Como ya es costumbre cada año, La Habana fue escenario este noviembre, entre el 1 y el 15, de la 17 Semana de la cultura belga; aunque debido a la extensión que han ido adquiriendo con cada edición, verla como semana es punto menos que eufemístico. Realmente nos encontramos ante una jornada -de las más antiguas que se celebran sobre países europeos en Cuba- durante la cual las expresiones artísticas desbordan los espacios tradicionales.
En esta ocasión la Fábrica de Arte Cubano acogió al realizador y guionista belga Philippe de Pierpont, quien también impartió charlas en el centro cultural Vitrina de Valonia. La experiencia de este artista –ligada a una sapiencia ilimitada- logró convocar no solo a historietistas y estudiantes de la Facultad de Medios de Comunicación Audiovisuales de la Universidad de las Artes (FAMCA-ISA), sino también a público en general interesado en la construcción y formas de narrar historias. Los encuentros, que pretendían ser tres, devinieron en intercambios casi diarios en la biblioteca de Vitrina de Valonia a donde muchos llegaron con ideas para contar. A estas charlas se integró también el historietista quebequense Paul Bordelau, quien asistió como invitado a esta jornada.
De manera simultánea el cine 23 y 12 estuvo proyectando películas belgas realizadas en los últimos tres años y que muestran la calidad del producto filmográfico del país europeo. En otra vida y Ella no llora, ella canta (dirigidas por Philippe) acompañaron a Tierra roja, Simpatía por el diablo y La guerra sin nombres, todas estrenos en Cuba.
La fotografía también estuvo presente este 2022 con la exposición Espacios de memoria, de la fotógrafa Patricia Mathieu. Portadora de un lente limpio y una experiencia en el trabajo sobre el humano y su entorno, el proyecto Lis Gallery le regaló al público que asistió al espacio Habana Level en la tarde del día 11, una muestra que logra captar el intimismo en cada obra y deja al observador con una placidez visual muy reparadora.
A La Habana y Bruselas las unen, entre tantas cosas, el patrimonio Art Noveau, razón por la que la arquitectura fue protagonista en esta ocasión a partir de una Ruta Art Noveau en bicicleta, de conjunto con el proyecto de ciclismo Vélo Cuba. Partiendo de la calle Padro y visitando edificios emblemáticos de Habana Vieja, Centro Habana y Plaza la ocasión fue válida para entender por qué la capital cubana es la única ciudad no europea que forma parte de la Red Internacional Art Noveau.
La música puede decirse que se vistió de gala. El acordeonista Didier Laloy, junto al armonicista Steven de Bruyn y el contrabajista Jasper Hautekiet, le impregnaron a estos días el sonido de Bélgica en diferentes momentos. En cada una de sus presentaciones lograron impactar no solo al pueblo de La Habana, sino también al de Matanzas. Un momento de particular importancia y a la vez de mucho respeto, fue el homenaje que le realizaron al músico Toots Thielemans. Todos quedaron maravillados y en cierta medida obligados a aprender sonidos que en Caribe muchas veces no somos capaces de comprender.
El centro cultural Vitrina de Valonia es el espacio donde la cultura belga tiene su casa. Allí, a través del cómic, se logra interpretar qué es Bélgica; razón por la cual en la tarde del 4 de noviembre se realizó un mega espectáculo que se extiende a la contigua Plaza Vieja. Soñando convertirla en la Plaza Belga, una de las iniciativas más llamativas fue que se distinguía una réplica del Manneken-Pis, símbolo de Bruselas, a la altura de la fuente; así como puestos donde se expendían chocolates y papas fritas, símbolos de la culinaria belga.
Los artistas de cómic cubano se sumaron a la actividad, como también lo hicieron los niños del aula museo de Valonia, quienes intercambiaban con el público asistente disfrazados de Pitufos. Una interesante y curiosa exposición llamaba la atención de todos los que por el lugar pasaron. Objetos de diferentes tipos, relacionados con Bélgica, cubrían parte del entorno: monedas, barajas, grabados e incluso un automóvil; todas piezas museables.
Vitrina de Valonia es también el lugar donde surgió Kronikas, revista de historieta donde el patrimonio y su preservación unen a los artistas cubanos y belgas. En esta ocasión la presentación de su sexto número se realizó en el Hurón Azul, antigua casa del pintor Carlos Enríquez en las afueras de la ciudad, donde se disfrutó de un intercambio entre historietistas y público en torno al panorama actual del cómic cubano. La exposición de estas obras, respetando la itinerancia de esta jornada, se realizó en Ágora Café, frente al malecón habanero, algunos días después. En esta ocasión los artistas fueron protagonistas y guías en el proceso.
Termina una Jornada exhaustiva pero, como cada año, exitosa. Se quedan los lazos creados y las mancomunidades establecidas en estos días y la idea en la perseverancia de que en cada ocasión hay un reto.
La edición que concluyó este 15 de noviembre es solo la punta del iceberg del trabajo constante en cuanto a intercambio de trabajo y de ideas. Es el punto de partida para la ya iniciada 18 Semana Belga del 2023.
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