Para un análisis del cómic moderno
Por: Haziel Scull Suárez
El cómic es una manifestación del arte y un medio de comunicación[1] con una historia de menos de doscientos años. Por esta razón, su análisis constituye un problema cuando se necesita hablar de metodología a utilizar para tal fin. Existe bibliografía especializada que ha creado herramientas y estrategias para que su estudio sea considerado cada vez más cercano a las teorías contemporáneas, con las que se analizan el resto de las manifestaciones artísticas.
Aun así, persiste la confusión antológica, en cuanto a crítica del cómic se refiere, de cómo entenderlo, bien desde las especificidades y la exclusividad de los recursos gráficos, bien desde los literarios y no reparan en él como una manifestación artística que en sí misma utiliza el lenguaje del dibujo y del texto, pero adquiere personalidad e individualidad con medios expresivos propios. Roman Gubern decía que es un medio expresivo perteneciente a la familia de medios nacidos de la integración del lenguaje icónico y del lenguaje literario[2], haciendo énfasis luego en esa misma integración orgánica de las secuencias figurativas –refiriéndose a las acuas y las aleluyas- antiguas y el texto[3].
En la narración gráfica se da una confrontación entre imágenes y literatura, que acaba en una especie de simbiosis en la que desaparece el carácter propio de cada manifestación para apreciarse de manera conjunta en una singular síntesis estética[4]. La composición básica de este medio y en la que se explotan estos recursos propios es la página y en ella cobran especial importancia la ubicación de los centros de interés que van a determinar la secuencia de lectura y el ritmo narrativo.
Para poder apreciarlo como un sistema, creemos conveniente explicar cuáles son los componentes que forman parte de la lectura/apreciación del relato gráfico y sobre las cuales debería trabajarse cualquier tipo de análisis, de esta manera estaríamos supliendo una necesidad no solo de estudios, sino de calidad editorial. El desconocimiento de estos análisis ha provocado la aparición en el ámbito nacional de cómics con muy poca o nula profesionalidad si nos atenemos a los estándares de publicación de las editoriales del continente.
En este caso, esbozamos una especie de guía en la cual desglosamos los componentes con los que cuenta la historieta y los tipos de lectura que nos debe llevar a una correcta apreciación:
-Componentes icónicos: Son estos los que responden al signo, los que de manera visual construyen el relato que se cuenta, nos referimos a la viñeta, los planos, el enfoque, la apariencia física de los personajes, los símbolos cinéticos de movimiento, el color y la luz.
-Componentes literarios: Comenzando por el texto, se le adicionan a este , además, las formas de los contenedores del mismo (globos de textos y cartelas) y las onomatopeyas.
–Componentes narrativos: Son tal vez los más complicados de descifrar debido a que en muchos casos requieren de un conocimiento previo de técnicas narrativas, son estos: el género, el desarrollo de la trama, el montaje, el cambio de escenario y, en el tiempo: la ralentización de las acciones, y las acciones simultáneas o paralelas.
Cuando el editor o analista es capaz de identificar cuáles son estos componentes y cómo se catalogan, le corresponde dominar cómo se leen desde lo objetivo y lo subjetivo. Esto le permitirá abordar un análisis durante la lectura o, si pareciera oportuno, uno más específico, para lo que pudiera ser útil la siguiente orientación:
LECTURA OBJETIVA:
-Aspectos globales: Género y tema; argumento de la historia; simplicidad/complejidad de la trama; originalidad/redundancia en el relato; nivel de iconicidad; descripción de personajes, lugares, objetos y otros aspectos.
Signos básicos de la imagen: Líneas y formas; símbolos cinéticos; textura; tipos de globos; luz y uso del color.
-Encuadre: Formas de encapsulación, tipo de viñetas utilizadas.
-Composición: Distribución y diseño de páginas y viñetas, punto de énfasis en la página, direcciones visuales.
-Tiempo: Elipsis y transiciones temporales.
–Texto y grafismos: Tipo y estilo de letras tanto en textos simples como en las onomatopeyas.
LECTURA SUBJETIVA:
-Percepción global de los elementos objetivos.
-Convenciones socio-culturales a las que responde el autor.
-Entorno socio-histórico en que se publica la obra.
-Reacciones que puede provocar en el lector.
SÍNTESIS:
-Finalidad ideológica del cómic.
-Aportación del cómic al fenómeno comunicativo o de masas.
Realizar este tipo de análisis entraña además una ejercitación previa dada por la lectura constante de cómics, que se aportaría el referente icónico y comparativo en cuanto a estilos, géneros, historias, etc. La actualidad y popularidad del cómic, debido a que durante los veinticinco últimos años se ha producido un fenómeno que podríamos considerar de toma de conciencia del cómic como forma artística adulta[5], obliga a editores y artistas a buscar herramientas para poder mantener la calidad y no retornar a los tiempos en que era considerado un arte menor.
Otra cuestión importante es que toda crítica debe tener una finalidad. No creemos producente el análisis de un cómic por el placer de escribir: debe encontrarse una razón de tipo estratégica capaz de suscitar interés por la crítica realizada. Debe tenerse en cuenta que, además, el cómic se va a entender siempre como una subcategoría de las artes plásticas, o peor aún, un hibrido infantiloide entre texto y gráfica, por lo cual hay que ser capaces de fortalecer el texto que se escriba con objetividad y profesionalidad, ortografía inmaculada y visión realista.
[1] Así lo define Antoni Guiral en el texto ¿Qué es la historieta? que aparece en el libro Cómic: Manual de instrucciones.
[2] Gubern, Román. El lenguaje de los cómics (extractos del libro). Ediciones C Línea. SCE. SFE. Pp 1
[3] Ídem.
[4] Ídem.
[5] García, Santiago. La novela gráfica. Editorial Astiberri, Bilbao, 2010. Pp 1.
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