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Bárbaro Marín: heredero del legado del grupo Olga Alonso

Por: Maya Quiroga

El próximo 4 de marzo, Bárbaro Marín, uno de los rostros más populares de la televisión cubana, celebrará su cumpleaños 65 con una prolífera carrera artística de cuatro décadas sobre las tablas. Todo comenzó en 1984 con su ingreso al grupo de teatro aficionado Olga Alonso, en la Casa de la Cultura del capitalino municipio de Centro Habana «Joseíto Fernández».

Sobre su entrada al mundo escénico rememora su primer maestro de actuación, Humberto Rodríguez, Premio Nacional de Cultura Comunitaria: «Cuando lo inscribí le dije: ‘Joven, usted ha hecho muy buena prueba. Usted tiene mucho talento. Puede ser un futuro actor de Cuba'».

Bárbaro le preguntó al director del grupo Olga Alonso que si le hablaba en serio, y Humberto respondió: «Yo no engaño a nadie. Soy un profesor muy transparente. ¿Por qué me hace esa pregunta?»

Resulta que el jovencito no había ido a una audición para el grupo. Entró a la Casa de Cultura detrás de una muchacha que le gustaba y para poder subir la escalera convenció a la recepcionista de que estaba interesado en inscribirse en el Olga Alonso.

«Si has venido aquí buscando a esa muchacha, el destino quiso que hicieras la prueba, pero te puedes ir. Si te lo propones puedes ser actor. Lo vas a lograr porque yo tengo ojo para eso. Tengo experiencia y conocimientos: me preparé con muy buenos profesores».

Foto de Archivo del grupo Olga Alonso. En la imagen el profesor Humberto Rodríguez junto a sus alumnos, hoy primeros actores, Jorge Perugorría y Bárbaro Marín.

Así fue el ingreso de Bárbaro al grupo Olga Alonso, una escuela para grandes profesionales cubanos que, en este 2024, arriba a 45 años de su fundación. Bajo la guía de Humberto, Bárbaro le dio vida a disímiles personajes teatrales, en clásicos como: María Antonia, del Premio Nacional de Teatro Eugenio Hernández Espinosa; Andoba, de Abraham Rodríguez; Romeo y Julieta, de William Shakespeare; La emboscada, de Roberto Orihuela y Réquiem por Yarini, de Carlos Felipe.

El joven Marín estuvo en el Olga Alonso hasta 1986. Ese año, Hernández Espinosa fue al aula de Humberto con la intención de hacer un casting para su grupo de teatro profesional Arte Popular.

De allí seleccionó a ocho noveles actores, entre ellos a Bárbaro. Pero Marín seguía asistiendo a las clases en la Casa de la Cultura e incluso, en el año 1990, fue con el Olga Alonso al Festival de Teatro de Camagüey a presentarse con el personaje de Yarini. Le dijo a Eugenio que tenía graves problemas personales pero el director se enteró de la mentira porque, al cabo, la prensa reseñó su actuación en el Festival de Teatro.

En la actualidad, el egresado de la Escuela Nacional de Instructores de Arte, sigue siendo gran amigo de su maestro, quien lo considera ahora como un hermano menor. Por eso, cuando el pasado 23 de diciembre, el Proyecto Cultural «Amor por Los Zafiros» festejó en el Salón Jelengue del Patio Areíto de la Egrem, en Centro Habana, los 40 años de vida artística de uno de los protagonistas del filme Zafiros, Locura Azul, allí estaba el profe Humberto en calidad de invitado especial.

El también compositor, cantante y guitarrista, confesó públicamente que Humberto era el responsable de que él fuera actor. Todos los presentes aplaudieron y el maestro se sintió emocionado, «porque la gratitud es la memoria del corazón y él me quiere mucho», sentenció el líder del Olga Alonso.

Bárbaro Marín cantando junto al Trío Iconos en la celebración por sus 40 años de vida artística.

En la celebración por sus 40 años de vida artística, Bárbaro interpretó la canción «Mis sentimientos», tema inolvidable dentro del repertorio del cuarteto vocal Los Zafiros, que lleva la firma de Piloto y Vera.

Humberto tiene otras miles de anécdotas que contar sobre su discípulo, a quien admira y respeta. Por eso, adelanta, «el 4 de marzo vamos a hacerle un homenaje en la Casa de la Cultura de Plaza por su cumpleaños y sus 40 años de vida artística». Es que en el Olga Alonso, Bárbaro aprendió a ser buena persona, buen amigo, el concepto de disciplina artística y a desentrañar los secretos de un personaje, a través de la expresión corporal, voz, dicción, actuación y gimnasia. El carisma, en realidad, ya lo traía consigo.

Este actor todoterreno y multifacético, como lo han calificado en múltiples medios de comunicación, ha incursionado con éxito en el teatro, el cine y la televisión. Aún se recuerdan sus papeles en telenovelas como: Tren de noviembre, Pasión y Prejuicio, Las Huérfanas de la Obrapía, Al Compás del Son, y más recientemente, .

Por otra parte, formó parte de elenco de la serie policiaca Día y Noche y del dramatizado Promesas. En el séptimo arte participó en: Caravana, la mencionada Zafiros, Locura Azul (donde Bárbaro le puso su verdadera voz a algunas canciones interpretadas por Ignacio, según reveló el propio Premio Nacional de Cine, Manuel Herrera, director del filme); Las Profecías de Amanda y El cuerno de la abundancia.

Foto: endac.org

Bárbaro se ha presentado, igualmente, en Angola, Argentina, los Estados Unidos, Europa, México, República Dominicana y Colombia, donde desarrolló una prolífica carrera, fundamentalmente, en Caracol Televisión.

Foto de Portada: Ismel Cabrera.
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