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Memorias del cine

El primer salón cinematográfico en 1902

Por: Rafael Lam

            El primer salón cinematográfico especialmente construido para tal fue el Florodora, en la Calzada del Cerro esquina a Palatino. En 1904 dos empresarios Santos y Artigas empezaron el negocio de distribución de películas, generalmente italianas y francesas.

El director de cine Enrique Díaz Quesada se unió a los mencionados Santos y Artigas. Juntos construyeron en la azotea de la casa de número 356 de la Calzada de Jesús del Monte, el primer estudio cinematográfico.

Hubo necesidad de echar manos a una serie de explicadores, que frente a la película-con cierta gracia imaginativa muchas veces– narraban al público los acontecimientos de la misma. Eran verdaderos narradores como los que escuchamos hoy día en el béisbol.

Luego, mientras llegaba el cine hablado, hubo empresarios que alcanzaron éxitos colocando detrás de la pantalla un grupo de actores que, con cierta habilidad, mantenía el diálogo que la silenciosa película hacía suponer.

Hubo algunos como José Iglesias y Cheo Valdés, alcanzaron más éxito en esta creatividad que en sus anteriores actuaciones teatrales. A este tipo de actor se le llamó en Cuba “Parlante”.

Francisco M. Mora considera la primera película del cine cubano a través de la filmación de mesié Veyré. El tema proporcionado por la actriz española María Tubau al formular el deseo de ser una maniobra del cuerpo de bomberos que tenía su cuartel en un local parecido al cine. Las autoridades españolas le concedieron este favor, y Gabriel Veyré aprovechó la oportunidad para tener una película de estas maniobras. Fue solamente un minuto de duración. Aquella película se llamó Simulacro de incendio. La película se filmó el 7 de febrero de 1897; fecha recordada como inicio del cine en Cuba.

Finalmente, el cine sonoro llegó en la década de 1930 y la primera producción cubana de esta clase, salvo un corto musical experimental, fue Maracas y Bongó que dirigiera Max Tosquella con música de Neno Grenet (Ernesto) y los cantantes Yolanda Gonzales y Fernando Collazo de San Antonio de los Baños, este último una especie de Isaac Delgado de la época. Este Collazo, tiempo después se suicidó con un balazo en la sien.

Todos estos acontecimientos relacionados con el cine fueron muy atractivos para un público ávido de aventuras de un nuevo arte que llegaría muy lejos.  El cine, que comenzó de manera rústica, llegó a ser un arte de millones. Un arte que llega al mundo entero y conecta a los pueblos entre sí.

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