Recordando el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano (Aniversario 40)
Por: Rafael Lam
Fotos: Tomadas de Internet
El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano desde sus inicios, el 3 de diciembre de 1979, fue un verdadero suceso cultural, casualmente la orquesta de Los Van Van esperaban su aniversario diez. Fue un año intenso para la música y la cultura, baste decir que en marzo se celebró el Encuentro Cuba-USA (Havana Jam), un mano a mano entre músicos cubanos y estadounidenses.
Para la primera edición del Festival se convocaron más de 600 cineastas latinoamericanos, convocados por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y tuvo como presidentes de los jurados a Gabriel García Márquez (Ficción) y Santiago Álvarez. García Márquez tuvo mucho que ver con el encuentro y con la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (4 diciembre de 1985) y la Escuela Internacional de San Antonio de los baños (15 de diciembre de 1986).
En verdad, el festival de cine no fue exactamente el evento de los cineastas, críticos y especialistas del cine, como algunos puedan creer. En Cuba, es la fiesta popular de la gente que ama el séptimo arte, de los que saben de cine y asisten a ver las películas, pero también la gente de a pie, los jubilados, los estudiantes y todos los que aman la cultura.
Cuba es muy amante del cine. No es cuestión de esnobismo, nada de eso. La gente ama al cine desde sus primeros años. Fíjense ustedes que en la capital, de solo cinco millones, existían unos 136 cines, algo para asombrarse. Los cines estaban uno al lado o encima del otro. (Vea el Rex y el Dúplex en la calle San Rafael. En la calle Consulado estaba el Verdún con techo rodante, y al lado estaba otro en competencia. Todos los barrios contaban con uno o más cines.
Los teatros fastuosos también programaban películas: El Irijoa (Martí), el Radiocine en la calle Galiano y Neptuno, donde ahora está la Casa de la Música. A su vez, los cines programaban espectáculos musicales y artísticos. Por ejemplo, recuerdo haber visto al divo de Chile, el cantante Lucho Gatica cantar en el Teatro Nacional (ahora Gran Teatro Alicia Alonso). Primero ponían una película del artista que cantaría y después el recital. Todo por un peso.
Pero, volviendo al Festival del Nuevo Cine, la fiesta consistía en ponerse una mochila al hombro, comida de urgencia (fiambres), agua y pasaporte para no perderse una película. Casualmente, los más rutilantes cines se encuentran en la calle 23 (zona de La Rampa) y los cinéfilos pasaban de un cine para otro. Había embullo, ambiente, clima cultural.
Prácticamente, era como un adelanto de las fiestas de fin de año adelantado. Existía un embullo nacional, tanto es así que se intentó empatar el Festival de Cine con el Festival Internacional Jazz Plaza. Y estoy seguro que muchos turistas y amigos de Cuba, reservaban su viaje a La Habana para esa fecha en que la ciudad bullía, en que existía tanto entusiasmo. Y todos sabemos que el entusiasmo contagia.
Por otra parte, el Hotel Nacional, sede del Festival, vestía sus mejores galas y te encontrabas con Robert de Niro, Gabriel García Márquez, Michel Legrand, Mercedes Sosa, Harry Belafonte y los mejores actores y artistas del mundo.
Hay que decir con sinceridad que, influidos por Alfredo Guevara, los organizadores siempre han sido lo más entregados posible a la buena marcha del festival. Guevara siempre tuvo el lema de que nada se debe improvisar en el arte y la cultura, todo hay que pensarlo. Ese concepto se ha mantenido a través de los tiempos en la medida en que se ha podido.
En tiempos de crisis dura, en la década de 1990, el festival se mantuvo contra viento y marea, ningún país, en una etapa de tantos problemas nacionales hubiera intentado hacer un festival como el de cine en La Habana. Hay que comprender, que esa lluvia de películas ayudaron mucho a los cubanos que pasaban por días muy difíciles. Era una manera de encontrarse con el mundo, de ver gente, artistas, conflictos y modos de vida de otros pueblos. Este es un tema del cual nunca se ha hablado y lo menciono para que comprendamos que la cultura es algo más que elemento estético y artístico. Es salud mental para los hombres y los pueblos.
El Festival siempre ayuda a poner a Cuba en el escenario de los grandes éxitos, siempre estuvimos de moda y, como decía el músico Chucho Valdés, más que una moda, lo cubano es un fundamento.
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